Derivas

Pedro de La Rica ( Getxo, 1963)

El interés de Pedro por rescatar y transformar lo encontrado ha estado siempre con él. Desde pequeño, el sexto de 9 hermanos, montaba y desmontaba lo que caía en sus manos. Un permanente deseo de explorar otra realidad posible motivado por un entorno donde el arte se colaba a través de las inquietudes de sus hermanos que se entretenían con la pintura y la fotografía y alentados por un padre, amante de las antigüedades, que les invitó a mirar de otra manera inculcando un respeto por lo que tuvo vida, historia, recorrido.

Objetos que aparecen fuera de lugar, abandonados, enterrados, o a la deriva, testigos del paso del tiempo, con una trayectoria, una historia, un devenir que Pedro rescata, transforma e interviene, cuidando al objeto enfermo o ya viejo, para salvarlo y darle un espacio nuevo.

El lugar del hallazgo, que nunca es paisaje propio, desaparece, y tras la intervención, resurge el objeto, que sin perder su esencia, recobra una fuerza que quizás nunca tuvo y aparece una nueva identidad.

Un afán de salvar, y luchar en contra del abandono, la muerte, la soledad y el olvido. El artista se resiste a aceptar la deriva de sus hallazgos, y ellos, terminan adquiriendo vida propia en el habitáculo de Pedro de La Rica, ahora compartida con la generosidad de su creación.
(Ione Hernández)