DON JUAN, EN LAS SOMBRAS DE LA NOCHE
LA TARTANA TEATRO
(Guadarrama-Madrid)
XXXV Festival Internacional de Títeres de Bilbao
La Tartana Teatro.
Juan Muñoz e Inés Maroto.
Esteban Picó, Carlos Cazalilla, Edaín Caballero y Elena Muñoz.
Juan Pablo Muñoz Zielinski.
Juan Muñoz.
Gonzalo Muñoz.
Luis Martínez.
Proversus.
Inés Maroto y Juan Muñoz.
Inés Maroto.
Juan Muñoz.
Hay dos mundos en nuestro Don Juan: uno de enfrentamientos con sus muertos; y otro ante lo que ha vivido. Por lo tanto, hay dos espacios escénicos, uno el actor con sus estatuas (panteón familiar) y otro con marionetas, recreando esos momentos concretos que la historia de Zorrilla nos cuenta. La apuesta con su amigo (Don Luis), su amada (Doña Inés) en el convento, sus fechorías en la casa de la mujer de su amigo (Don Luis) y por último la lucha y muerte de sus personas más allegadas , su amigo (Don Luis) y su familia (Don
Gonzalo).
Respeta el espíritu clásico, apoyado con toda la magia de los títeres que recrean el momento misterioso e imborrable del cementerio. Una joya de nuestro patrimonio teatral que nos invita a una reflexión sobre el bien y el mal, y la elevación a través del amor.
Versión contemporánea de “Don Juan Tenorio” de José Zorrilla. Una obra de teatro de títeres y actores para público adulto y juvenil, que nos cuenta la historia de un Don Juan delincuente, acorralado por la ley, que se enfrenta en sus últimas horas de vida a los fantasmas de sus víctimas, recriminándole sus vicios y obligándole a recordar sus fechorías pasadas.
La dramaturgia respeta el espíritu clásico que permanece intacto, apoyado con toda la magia de los títeres que recrean el momento misterioso e imborrable del cementerio, potenciando todo su imaginario.
Títeres de todos los tamaños y técnicas. Actores y manipuladores. Y el equipo clásico de La Tartana encabezado por Juan Muñoz en colaboración con otros artistas renombrados de nuestro teatro.
La imagen de La Tartana nos sirve para iniciar el viaje, un viaje entrañable y cálido que nos invita a soñar.
Dentro de La Tartana siempre hemos trabajado con obras que nos permitieran traducirlas a imágenes, para usar el texto como un elemento fundamental del juego dramático, más que como una expresión verbal de lo que sucede en la escena.
En el caso actual, después de un trabajo de meses sobre el libreto, hemos concluido que la poética debemos conservarla, y generar sobre ella las imágenes que hagan al actor reflexionar ante lo vivido. Don Juan es un hombre arrogante, déspota y sin escrúpulos, pero a la vez seductor y enigmático, siendo muy atractivo para nosotros como personaje teatral.
Queremos enfrentar a nuestro protagonista con su historia, con lo que ha sido y todas sus acciones pasadas, para que ese orgullo que le impulsaba se le vuelva en contra.
«Hace muchos años, cada vez que veía una representación de Don Juan, me revolvía, y me daba vergüenza ajena de ese hombre, en el que todo era frivolidad. Más adelante, leyendo el texto, empecé a entender la lucha de Don Juan consigo mismo y con todo lo que le rodea, y a valorar esa voz interior que le mueve suplicando una transformación»
Juan Muñoz
Aún, conservando nuestra dramaturgia la mayor parte del texto de Zorrilla, hacer un Don Juan contemporáneo no ha sido difícil, dado que es un personaje que, de alguna forma, nos lo encontramos a menudo, y es un placer plasmar su espíritu en nuestros días.
Hay dos mundos en nuestro Don Juan: uno de enfrentamientos con sus muertos; y otro ante lo que ha vivido. Por lo tanto, hay dos espacios escénicos, uno el actor con sus estatuas (panteón familiar) y otro con marionetas, recreando esos momentos concretos que la historia de Zorrilla nos cuenta. La apuesta con su amigo (Don Luis), su amada (Doña Inés) en el convento, sus fechorías en la casa de la mujer de su amigo (Don Luis) y por último la lucha y muerte de sus personas más allegadas , su amigo (Don Luis) y su familia (Don Gonzalo).
El panteón está formado por las estatuas de los cuatro personajes principales de la historia (Don Gonzalo, Don Luis, Doña Inés y Don Diego). Estas estatuas, de dos metros de altura, con movimiento y presencia constante en escena, acompañan a Don Juan (actor) a la muerte.
Por otro lado, en un teatrillo de 5 metros de ancho por 3 metros de altura, se representan las cuatro escenas que resumen la vida de Don Juan.
La llegada de Don Juan al panteón familiar, perseguido por todo lo que deja fuera, irá creando una situación clara de donde viene, que le sucede, y el porqué de su situación actual.
Por otro lado, las diferentes situaciones de su vida, en un ambiente de juerga, religiosidad y de serenidad, estarán marcadas por un sonido a base de cánticos y divertidas melodías, que acompañarán a las historias.